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Para tan mal dramatizado, un final esperado

Por: Reyna C. Turro Caró

El juicio en El Paso, Texas, contra el connotado terrorista Luis Posada Carriles tuvo el final que adivinaban la mayoría de las personas con un poco de sentido común, a las que el gobierno de Estados Unidos no logra engañar con su falsa política  de lucha antiterrorista.

Bien ganado tiene el Oscar a la peor actuación masculina, el autor del atentado contra el avión cubano en Barbados, pero sin lugar a dudas en esta producción de pésimo gusto, el mayor desempeño le corresponde a la dirección del dramatizado, que apunta hacia la Casa Blanca y la mafia cubano americana de Miami.

En un empeño conjunto la codirección logró manipular la trama de una manera espectacular, al punto que al final el asesino quedó exonerado de los cargos, pese a las múltiples pruebas que evidenciaban su culpabilidad.

La jueza Kathleeen Cardone cual peón en un juego de ajedrez se desplazó al antojo de quienes movían las fichas y el jaque mate final le correspondió una vez más a la justicia que quedo ciega, sorda y burlada además.

El supuesto paladín en la lucha ¨ contra el terrorismo, ¨ el gobierno de Washington, que tantas guerras ha desencadenado supuestamente para combatirlo, quitó de una vez por toda su máscara con el caso Posada Carriles en El Paso, dejó ver que su política se corresponde más con el refrán popular que reza: ¨ una cosa es lo que digo y otra lo que hago.¨

Y es que si el dramatizado fuera de mejor factura la justicia norteamericana no solo condenaría al acusado. En el banquillo junto a él, con la revelación de las pruebas tendría que ir sentando a no pocas reconocidas personalidades de la política de ese país vinculadas al caso.

No escaparían tampoco a las sanciones, los que aportaron los explosivos que utilizaba el terrorista, ni los cabecillas de las organizaciones que facilitaban presupuestos y orquestaban las acciones desde Miami.

Serían muchos los que caerían junto a Posada Carriles, así las cosas, era preferible dar libertad a un sujeto como él, que tenerle disgustado en la cárcel y revelando secretos inconvenientes para muchos.

Se sabía ganador de antemano el connotado asesino y no tuvo reparos en confesarlo públicamente, el pésimo dramatizado de El Paso, que durante tres meses acaparó la atención de muchas personas, como toda mala producción tuvo un bochornoso final, que degrada un poco más, la imagen del imperio ante el mundo.

 

 

 

 

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