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La frustración de los buitres sobre Infanta y Santa Marta

La frustración de los buitres sobre Infanta y Santa Marta

Por Iroel Sanchez

La prolongada permanencia dentro de una iglesia pentecostal en La Habana de más de 60 personas, entre ellas 19 menores y 4 embarazadas, que se encuentran en un retiro a puertas cerradas ha creado una situación inusual en la esquina de Infanta y Santa Marta.

Según una información transmitida por el Noticiero de la Televisión Cubana, esas personas se han reunido por su propia voluntad en el templo desde el pasado 21 de agosto, convocadas por Braulio Herrera Tito, a quien su denominación religiosa lo separó como pastor, por razones de índole interna, desde mayo de 2010. Ante estos hechos, un grupo de familiares acudieron a las autoridades, preocupadas particularmente por los niños, que no están asistiendo a la escuela, y por las embarazadas, que no reciben la atención médica prescrita para ellas.

La información señala que se han sostenido conversaciones con familiares, líderes religiosos y algunos miembros de la congregación. Agrega que  se ha protegido el recinto y ofrecido atención médica,  y que mantendrán la protección de la seguridad ciudadana para evitar cualquier incidente, ofreciendo disculpas a la población por las molestias ocasionadas.

Los corresponsales extranjeros que han reportado esta situación lo han hecho con objetividad. Al no acudir esta vez a los “opositores” que paga Estados Unidos en Cuba, recientemente desacreditados una vez más por revelaciones de Wikileaks y otras evidencias, las agencias de prensa internacionales han evitado especulaciones y no han buscado dar tintes  políticos a algo que no los tiene.

Quizás la actitud responsable de los informadores y la serenidad de las autoridades cubanas ha desesperado al puñado de bien equipados personajes que necesitan a toda costa un incidente para dañar la imagen del país donde viven. Veamos algunos mensajes en la red social Twitter de uno de ellos, que como un buitre en busca de carroña, mentía insistentemente en una especie de profecía que deseaba ver autocumplida en forma de un baño de sangre.

 

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