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Baracoa: La leyenda del Tetí

Baracoa: La leyenda del Tetí

Por: Reyna C. Turro Caró e Ynés Y. Rodríguez Acosta

Foto: Sergio García

 

La Luna que encierra tantos misterios se ha convertido una vez más en el centro de una historia, que los pescadores de Baracoa, con esa gracia tan original que los caracteriza logran tornar en leyenda.

Desde junio y hasta enero - cuentan los más antiguos-, en fase cuarto menguante de la luna aparecen en la desembocadura de los ríos, en forma de una especie de bolsa, una masa de pececillos a los que han nombrado Tetí, la cual se expande al entrar en contacto con el agua dulce.

Nunca nadie vio de donde provenía esa mancha, como muchos la definen, de ahí que existan diversos criterios al hombre dar rienda suelta a su imaginación, algunos los consideran descendientes de un gran pez al que le atribuyen nada más y nada menos  que 4 metros de longitud, y del cual desconocen hasta su nombre, otros afirman, según el Anuario General de Baracoa de 1940, que pertenecen a una fauna piscatoria especial de la región.

Alrededor de todo eso se mueve la incógnita de cómo la vasta masa de pececillos, luego de remontar río arriba, logra desaparecer sin dejar rastro alguno, y aunque unos han tratado de encontrar su origen en la asociación de los recién nacidos del pez  Pega, La lisa, La Anguila, y el Camarón, lo real es que muy pocos  aceptan la idea porque no conciben, que su desaparición en el río se deba a la ingestión de ellos por peces de mayor dimensión.

El tetí por su agradable sabor al paladar trasciende nuestras fronteras. En los restaurantes los turistas lo consumen de buen agrado y lo novedoso de su existencia no deja reparar en su origen, mas, cuántas interrogantes deja siempre en aquellos que madrugan para su captura con la esperanza de descubrir el misterio.

Sin embargo no hay hogar baracoense donde en los meses de su aparición no se sienta el agradable olor de su aliño, ni le falta originalidad a los pregones de los que al exhibir cubos llenos, carretillas y yaguas esbozan su nombre a modo de oferta: ¡Tetí, Tetisero, Tetíiii...!

 

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