Un atributo excepcional de La Habana

Por: Reyna C. Turro Caró    

A La Habana cientos de millones de personas de todo el orbe le eligieron con sus votos entre las Siete Ciudades Maravillas del Mundo Moderno y su selección fue el resultado de un ejercicio democrático global.

Así lo valoró la fundación suiza  New7Wonders , organizadora de la campaña que se lanzó en 2011 con el propósito de destacar el  valor del patrimonio humano de las urbes,  proceso que concluyó en diciembre de 2014.

No es casual que tantas personas de diferentes nacionalidades escogieran a la capital cubana, una metrópoli donde se combina de manera armónica lo histórico y lo moderno, con una arquitectura fiel reflejo del transitar de los años, valor que reconocen historiadores, sociólogos, ingenieros, arquitectos y especialistas culturales, y que no escapa a la vista de los transeúntes.

Desde la Avenida del Puerto, si se recorre por el Malecón Habanero y se continúa por 5ta Avenida, la ciudad es capaz de contar a través de sus edificaciones el transcurso de sus casi 500 años de fundada. No al azar fue designada en 1978 Monumento Nacional y en 1982 Patrimonio de la Humanidad.

Pero sus valores también están en lo intangible, en su rica cultura, las tradiciones, en que La Habana es historia viva que se enriquece, en su ambiente único de seguridad y alegría, en sus habitantes y la idiosincrasia del habanero, que lo hace diferente en todo el mundo y genuino.

Según resultados de encuestas de la Agencia de Viajes San Cristóbal  , de la Oficina del Historiador de la Ciudad  y del   Ministerio del Turismo de Cuba , los visitantes extranjeros destacan entre los atractivos de la urbe diferentes  sitios, pero la mayoría coinciden en apuntar  hacia las características de sus habitantes.

El carisma de su pueblo es tal, que el ron Havana Club uno de los más reconocidos espirituosos del orbe, se promociona internacionalmente con la  capital  de la mayor de las Antillas y sus habitantes y se ubica entre los primeros 25 más comercializados.

Símbolo de solidaridad y para muchos reconocida como la capital de la Paz, por ser sede de numerosos encuentros con esos fines y por las proyecciones de sus gobernantes, La Habana da constante muestras de la unidad de su pueblo, y refleja a cada paso la sensibilidad de sus pobladores y la nobleza de su espíritu.

El habanero es también jovial,  chistoso, seductor, dueño de una alegría contagiosa  que trasmite al ambiente de la vida cotidiana y que torna placentera y única la experiencia de disfrutar de la ciudad, que llegó a ser la más importante de América Latina en el siglo XVI y por estos tiempos vuelve a ocupar un lugar preponderante.

Sobradas razones tuvieron para elegirla los cientos de millones de personas del orbe que la escogieron y que reconocieron en ella su patrimonio humano, concepto que más destaca el reconocimiento global de Ciudad Maravilla, las mismas razones que llenan de orgullo al pueblo capitalino