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Gigante de las tribunas y las batallas

Gigante de las tribunas y las batallas

Por: Reyna C. Turro Caró

De niña solía verle cual gigante en las tribunas alzar la voz en defensa de sus principios, de los humildes, aclarar el entendimiento a muchas personas, señalar las metas. Me deslumbró, le idealicé y encontré en él, ese ángel del que muy pocos seres humanos son dueños y atre a multitudes.

Fidel es especial. Amigos y enemigos no pueden dejar de admirarlo, inspira confianza, certeza, seguridad. De un poder de previsión admirable y una inteligencia desmedida, de esos hombres que llevan en si el decoro de muchos hombres.

Con él se descubre que la verdad es escudo y la razón da una fuerza infinita. De sus escritos se  aprende, también de su propia vida, es paradigma y escuela, es un reto constante al descubrimiento. En su 87 cumpleaños se le encuentra incansable, generando ideas, sugiriendo caminos.

Porque me enseñó que a las dificultdes no se les teme sino se les enfrenta y supera, porque me hizo ver que la dignidad es virtud y derecho que se defiende, la solidaridad no es dar lo que sobra sino compartir lo que se tiene, que al enemigo se le mira de frente si bajar la cabeza, y que siempre el futuro puede ser mejor, Fidel será siempre para mi y otros muchos cubanos, ese gigante de las tribunas y las batallas.

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