Otra cara de la política de EEUU

 Por: Reyna C. Turro Caró

Destruir a la Revolución Cubana es un objetivo que los mandatarios de la Casa Blanca se trazaron desde el triunfo del Ejército Rebelde, el 1ro de enero de 1959, y hasta a la fecha son numerosos los intentos, desde agresiones directas como la de Playa Girón, sabotajes, guerra biológica, el bloqueo, hasta el ataque informático y a través de las Telecomunicaciones.

En esa última estrategia surge El ZunZuneo, un proyecto ilegal diseñado, financiado e implementado por el  Gobierno de Estados Unidos para subvertir el orden interno en la mayor de las Antillas.

La nueva agresión consistió en la creación de una plataforma especial de servicios de telecomunicaciones clandestinos  desde el exterior hacia nuestro país, con el propósito de enviar a los usuarios en territorio nacional, mensajes de contenido político y alentarlos a actuar en contra del gobierno.

En este asunto, la Agencia para la Ayuda al Desarrollo Internacional, (USAID),  involucrada en agresiones anteriores contra la isla, sale a relucir una vez más con  la planeación, financiamiento y ejecución del proyecto. La misma representación asociada a pagos a funcionarios norteamericanos, que dirigen programas para el cambio de régimen en Cuba.

Violatorio de la soberanía de nuestro país  y la de otros Estados donde  la Casa Blanca usó a empresas fachadas, servidores informáticos, cuentas bancarias y otros muchos medios para encubrir su participación directa en esa ilegalidad, el ZunZuneo infringe además leyes de los propios Estados Unidos sobre las operaciones encubiertas.

Sucede que el Congreso de E.E.U.U. dice no haber sido informado íntegramente sobre la implementación de esas operaciones, y  se incumplió con el hecho de que presidente Barack Obama aprobara por escrito ese tipo de actividades.

Claro está, en la nueva ofensiva contra Cuba, el mandatario que pretende exhibirse ante el mundo como apaciguador de las situaciones violentas que clandestinamente incita en el resto del orbe, no puede hacer pública la manera en que actúa su administración.

Por todos los medios trata de impedir que se conozca cómo incentiva en otras naciones disturbios, protestas  y hasta crea y financia líderes opositores, que no pasan de ser mercenarios asalariados del imperio, algunos desconocidos inclusive por sus aparentes seguidores.

Pero como la mentira tiene patas cortas, todo el embrollo sale a la luz y de que manera, ocupa titulares por doquier, se inserta en las redes sociales, señala a implicados y  gobiernos  exigen explicaciones. Cuba una vez más se revela con la onda de David contra el gigante de la Siete Leguas y logra mostrar al mundo la verdadera cara del enemigo, y al ZunZuneo como muestra  de la hipócrita política norteamericana.