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La bahía de La Habana: turismo y desarrollo local

La bahía de La Habana: turismo y desarrollo local

Por: Reyna C. Turro Caró

En consonancia con los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, la bahía de La Habana, uno de los mayores atractivos de la capital de Cuba, se potencia para la recreación y el turismo, y su proyecto de desarrollo beneficiará a la población de las zonas adyacentes.

Acerca de este tema, dialogamos con la arquitecta Aracelis García Padrón, especialista de la Dirección Provincial de Planificación Física, integrante del equipo que labora en el ordenamiento territorial y urbano de la rada y su área de influencia.

P: ¿Cómo se concibió el proyecto?

El plan es fruto del trabajo de varios profesionales y surge de un encargo estatal para tener una nueva visión de la bahía de La Habana, a partir de las decisiones tomadas con el traslado de la actividad del puerto comercial capitalino hacia el Mariel, hecho que influyó y modificó los contenidos funcionales de aquella.

A su vez, estamos en presencia de un área con fuerte valor patrimonial y paisajístico, vinculado a la historia de la ciudad; queremos fomentar en ese proyecto nuevas potencialidades de desarrollo social y económico que permitan abrir la urbe hacia esa ensenada.

Me refiero a actividades como la recreación, el turismo, la apertura del espacio público para mayor disfrute de la población residente y visitantes. Pretendemos que, desde el punto de vista económico, estas nuevas funciones influyan en la transformación del territorio.

Con un proceso inversionista bien dirigido y orientado, pueden revertirse las dificultades que tiene la bahía en materia de contaminación de sus aguas y la atmosférica, y garantizar su desarrollo como uno de los grandes proyectos previstos por la ciudad en su plan general de ordenamiento territorial y urbanístico.

P: ¿Cuánto se avanza en este objetivo?

La margen oeste está en proceso de transformación, la más vinculada al Centro Histórico, a La Habana Vieja. A partir de las nuevas inversiones que se realizan ahí, nuestro objetivo es bordear toda la rada.

También está en marcha un proyecto ambicioso, desde el punto de vista ambiental, con todo el tema del saneamiento de la bahía, que se sabe que es uno de los requerimientos de partida para lograr las transformaciones que deseamos.

Además, existen edificaciones que no están en la mejor situación y se contemplan en las inversiones a realizar; en algunas se ejecutan ya acciones constructivas.

P: Eso es en el plano más inmediato. ¿Cuán abarcador será ese proyecto en sentido general?

Tenemos en estudio un área más extensa, que incluye zonas de los municipios de San Miguel del Padrón, Regla y La Habana del Este, que son próximos a la bahía y se favorecerán, así como también otros territorios en una segunda línea de acción, como los de Guanabacoa y Diez de Octubre.

Pretendemos que haya una superficie amplia tributaria a la ensenada, que reciba beneficios de todas las actividades que se potencien desde el punto de vista recreativo, económico, productivo y cultural.

Otro factor social importante es la oferta de empleos, a partir del surgimiento de nuevos equipamientos urbanos y servicios.

La bahía es una de las bellezas naturales más significativas que tiene la capital cubana; en todo su perímetro aspiramos a un cambio de imagen fundamental, mejorar la calidad de vida de los habitantes y brindar oportunidades para los pobladores residentes e inversionistas, concluyó García Padrón.

Fomentar el desarrollo de la rada habanera para el turismo y la recreación proporcionará un gran impacto social y potenciará el progreso de localidades. Las obras inducidas beneficiarán la rehabilitación de viviendas y la recuperación del patrimonio arquitectónico.

Se materializa así una de las premisas de los Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, referido al turismo como impulsor del desarrollo en el país.

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